sábado, 6 de diciembre de 2008

En el camino




"Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar"
Eduardo Galeano


Camina, pasa una y otra vez por los mismos lugares. Lleva encima una pesada cruz, un recuerdo, un olor, un perfume de algo que sucedió y no puede olvidar. Todavía tiene esa figura tatuada en su piel y por más que intente de todas las maneras conocidas borrar su marca no puede lograrlo. Camina, lo veo pasar, lleva la cabeza gacha, los ojos vidriosos, de vez en cuando su cara se transforma y en su rostro se dibuja una sonrisa. Será memoria emotiva, el pensar en eso que una vez fue y hoy ya no está. Él no es igual, su vida y su mente cambio, su cuerpo ya no es el mismo pero en el fondo todavía duerme ese guerrero, aguarda el momento indicado para salir, para gritar, para correr y escapar…


lunes, 1 de diciembre de 2008

Suerte para dos



Esta es la noche más triste, porque me marcho y no volveré. Mañana por la mañana, cuando la mujer con la que he convivido durante seis años se haya ido a trabajar en su bicicleta (…), meteré unas cuantas cosas en el bolso, saldré discretamente de casa, esperando que nadie me vea, y tomaré el tren para ir al departamento de Víctor.
Quizás no sea lógico pensar de esta manera y no es lo que haría el común denominador de la gente, seguramente otro en mi lugar trataría de hablar y reparar la situación pero lo hecho, hecho está y no tengo vuelta atrás. Quien podría decirlo. Una persona de clase media baja, con sus años encima (cincuenta años no es poco) y una familia formada. Pese a convivir hace solo seis años ya llevamos 15 de conocernos, toda una vida juntos…
Sería la noche perfecta. Como de costumbre ella prepararía la cena, yo llevaría la botella de vino, después de unos roces juguetones nos trasladaríamos a la habitación donde le haría por última vez el amor. Esa sería la noche más triste de mi vida. Al amanecer luego de su partida al trabajo guardaría en el bolso toda mi ira y rencor y partiría hacia el encuentro de Víctor donde descargaría toda mi locura y me iría para no volver más.
Ya lo dice el refrán “nada dura para siempre”, y así es. La mujer que me juró amor eterno confundió el significado de la palabra eterno. Le entregué mi vida, con ella compartí tristezas, emociones... Ya hace un tiempo que lo sé. Pero no me gustan los escándalos así que esperé. ¿Qué esperé? O ¿Porqué esperé? Quizás sea muy cínico: estuve meditando y pensando cómo sería la venganza. Pero ahora, sentado en el tren, me doy cuenta de que no he pensado bien las cosas. Mi amor por ella es más grande que el odio que siento. Talvez no sea lógico, pero no puedo matar a la persona que hace feliz a la mujer de mi vida. Ya he pasado la estación donde tenía que bajar y aún sigo temblando por el cambio de planes repentino. Sí, creo que es lo mejor que puedo hacer… Ojalá sea feliz…


sábado, 29 de noviembre de 2008

Llueve


¿Te acordás cuando me abrazabas en la cama al sonar fuerte los truenos?
No, ya no -le respondió-.
Pero, ¿seguro que no te acordás?
Te dije que no y basta.
Colgó el teléfono, miró el tubo, lloró y salió decidido hacía la puerta. Afuera el cielo era hostil, el agua caía copiosamente, pero nada le importó. Miró a su alrededor, esperó unos instantes para ver si el agua mermaba, algo que durante los cinco minutos siguientes no sucedió. Cerró los ojos, se quito el reloj, puso el celular en un bolsillo trasero, para que estuviera un poco más a resguardado y caminó. Al principio la lluvia no lo mojaba, a su alrededor la gente corría, que ingenuos -pensó-, no se dan cuenta que por más que corran se van a mojar igual. Lentamente la remera comenzó a absorber el agua, la tela se hacía cada vez más pesada, ¿era la tela o era la pena que llevaba en su corazón? El no se dio cuenta, pero yo que lo miraba desde un rincón pude observar como las lágrimas caían de sus ojos, no era algo que se pudiera apreciar con mucha nitidez ya que la lluvia cubría todo su rostro haciendo que las gotas se confundieran con las lágrimas. El tiempo pasó, caminó durante un largo rato sin darse cuenta, cada tanto miraba al cielo y dejaba que la lluvia lo moje más y más, como si estuviera limpiándole las heridas, hasta que dejó de llorar y una tibia sonrisa se dibujó en su cara, se miró desde los pies hasta los hombros y notó que estaba empapado, las zapatillas tenían agua en su interior y los pies le molestaban, miró otra vez a su alrededor y emprendió el regreso. Nuevamente desde el rincón en el que estaba lo vi pasar, su rostro era distinto, ya no tenía sus ojos vidriosos. Lo vi marcharse, nuevamente caminando bajo la lluvia, el cielo oscurecía cada vez más pero pareció no importarle…

jueves, 27 de noviembre de 2008

No hay tiempo que perder


Lamento que no se me haya ocurrido a mi, pero es una excelente letra de Tr3s de Corazón, una banda Punk Rock colombiana muy buena.



Una historia de amor que nunca comenzó
Una pálida flor que igual se marchitó
Y dejó en tu alma marcada una pena
Una tonta canción que nunca terminó
Un acorde mayor que siempre fue menor
Suena al intervalo de tu tristeza

Y aunque me digas que el error fue de los dos
Es más grande mi dolor

Acordate que a mi lado todo todo va a estar bien
No pensés y disfrutalo que no hay tiempo que perder
Ya la noche se nos vuela sé que me arrepentiré
No pensemos disfrutemos que no hay tiempo que perder

Habrá pasado un mes y no te he vuelto a ver
Seguro que te fuiste yo no se con quien
En el fondo no me importa porque no te quiero
Cuando cerré la puerta de aquel motel
Sabía que esa era la última vez
Que mis días no serían dulces, como ayer


miércoles, 26 de noviembre de 2008

Amistad



“… Sam, lloró por dentro, pero ni una sola lágrima le asomo a los ojos.
- Dije que lo llevaría a cuestas aunque me rompiese el lomo ¡y lo haré! No puedo llevarlo por usted, pero puedo llevarlo a usted junto con el ¡Vamos… Sam lo llevará a cuestas…! Usted le dice por donde y él irá…”
J.R.R. Tolkien
El Señor de los Anillos


Una ves escuche a una persona diciendo que quería tener un millón de amigos. Pobre pensé, no sabe en la que se mete. A ver cómo explicarlo para que se entienda… Supongamos que es día de semana y son las diez de la noche, estamos cenando y preparándonos para ir a dormir ya que al otro día tenemos que ir a trabajar. En ese instante suena el teléfono, al atender nos sorprende la voz de Roberto con un ataque de nervios ya que acaba de discutir con su novia y quiere venir a charlar unos minutos. Por supuesto le decimos que si, que venga a casa que no hay problema. Al colgar con Roberto suena nuevamente el teléfono y es Carlos, le duele “muchísimo” la muela de juicio y quiere que lo llevemos con nuestro auto a la guardia odontológica del hospital ya que no puede manejar del dolor. Accedemos, pero proponiéndonos no tardar más de una hora ya que está por llegar Roberto y le hemos prometido sentarnos (cerveza mediante) a hablar con él. Al llegar al hospital nos encontramos con Juan en la sala de espera, esperando a su esposa que está a punto de parir a su quinto hijo, nos pide que le hagamos compañía, por supuesto le decimos que sí, sería imposible estar lejos de un amigo en un momento tan maravilloso como ese… A esta altura ya estamos “lidiando” con tres amigos y son casi las doce de la noche y suena el celular, ¡Nuestro amigo numero quinientos! Con otro problema, lo atendemos desganados por lo que se enoja y nos cuelga, no sin antes propinarnos un “Pero che… ¡Siempre ocupado vos! Nunca tenes tiempo para los amigos”, en vano, intentamos pedirle disculpas al tono de ocupado del teléfono. Entonces, mañana tendríamos que ir a hablar con él para solucionar las cosas, pero también tenemos que acompañar a Juan que acaba de ser padre y da una fiesta. Es una cuestión matemática, no podemos responder a tantas personas al mismo tiempo, no alcanzan las horas del reloj. Es más si tienen tiempo y una calculadora a mano realicen una pequeña cuenta (un millón dividido los días del año) y se darían cuenta de que para responder a esa cantidad de amigos tendrían que ver, en promedio, alrededor de dos mil setecientos cuarenta amigos por día, esto sin contar que a cada uno de estos lo veríamos sólo una ves al año. Aclaremos que si viéramos a nuestros amigos sólo una ves por año, lo más probable es que dejasen de serlo… Esto sería completamente diferente si fuese uno mismo el del problema. Imagínense que tuviéramos un aprieto económico y le pidiéramos a cada uno de nuestros amigos diez pesos para comprar los víveres necesarios del día, por supuesto que nos sobraría plata. Es más, creo que podríamos comprar el pase de un jugador de fútbol y revenderlo para hacer negocio.
Al fin y al cabo habrá que hacer caso al refrán que dice que el mejor amigo del hombre es el perro. Pero la verdad es que creo que también esto es una falacia, porque el perro no nos puede contestar y a su ves por esta razón no puede contradecirnos. Es sabido que los demás tienen razón sólo cuando opinan lo mismo que nosotros, es por esto que consideramos al perro nuestro mejor amigo, porque no nos puede responder y llevarnos la contra. En el caso en que ose llevárnosla lo dejamos sin comer, o lo mandamos a adiestrar para que nos de “la patita”. El perro se hecha a nuestros pies y nos mira. Terminemos con esta mentira, así como el mejor amigo del hombre es otro hombre, el mejor amigo del perro es otro perro. En este sentido son los amigos los que te ponen en el lugar, los que te bajan de las nubes. Con los que uno discute y habla sus problemas…
Creo que la amistad es algo único, un sentimiento que no tiene explicación. Muchas veces suele ser confundido con el amor. En verdad es un tipo de amor el que se siente por un amigo. Si alguna ves han leído El Señor de los Anillos seguramente en más de una oportunidad habrán pensado si Sam estaría enamorado de Frodo. Es que es muy fácil confundir la verdadera amistad con el amor. Ya lo describió Nietzsche (1): “…existe en uno y otro lugar de la tierra una especie de continuación del amor, en la que aquel codicioso anhelo (…) a cedido a un nuevo deseo (…) Su nombre correcto es amistad” . En realidad no soy quien para decirles que es la amistad. Ya otros autores con mayor autoridad a la mía han escrito sobre este tema. Me parece correcto destacar que estoy de acuerdo con Giorgio Agamben (2) cuando dice que: no se puede decir “amigo” como se dice “blanco, “italiano”, “caliente” . Pero, sin embargo, hay personas que utilizan este término para tildar a la gente, es así que tienen “amigos del trabajo”, “amigos del club”, y la lista se puede extender hasta tantos lugares en donde esta persona realice una actividad (boliche, facultad…). No considero propicio ser amigo de mucha gente, creo que con sólo uno o dos (buenos) amigos uno puede estar tranquilo de que tendrá su espalda bien cuidada. Y aparte de uno estar tranquilo, también puede alimentar esas amistades. La amistad es un ejercicio del alma. Uno se siente bien al ver a un amigo, al poder ayudarlo, al ver que esa persona lo busca a uno cuando esta en un aprieto, es bueno sentirse útil. Considero que la amistad es un sentimiento muy noble como para mancharlo por el sólo hecho de comodidad en dar nombre a las cosas. Aristóteles decía que: aquel que tiene muchos amigos, no tiene ningún amigo. Me parece que no es bueno llenarse de amigos sólo para sentirse acompañado, ser amigo de alguien es una responsabilidad. Esto es totalmente diferente cuando somos aún chicos y todo es un juego. Tampoco es bueno confiar todos nuestros secretos a nuestros (pseudo) amigos, nunca sabemos cuando estos nos pueden traicionar y utilizar esa información para hacernos el mal.
Es mucho lo que se puede hablar sobre este tema, también son muchas las puertas que se abren hacia otros. Pero no es la finalidad ocuparme de estos asuntos, supongo que lo haré más adelante…



1. La ciencia jovial , 14. “Todo lo que se llama amor” Friederich Nietzche
2. Suplemento Cultura, domingo 25 de septiembre de 2005, Giorgio Agamben

Maldito tiempo


El tiempo se va, el tiempo corre como el viento, el tiempo es una meta que nunca alcanzaras. Adolescencia, cerveza en la esquina, truco, noche, barrio. Delirios de estrella de rock, pese a que nunca supo tocar ningún instrumento. Sus amigos tenían una banda, Ni Intento se llamaba, él era plomo, cargaba los instrumentos y los acompañaba a ensayar. La frase del principio quiso formar parte de una canción en su oportunidad, pero nunca llego a concretarse nada, en esa época solía escribir mucho, escribía lo que suponía eran canciones. Eran chicos, todavía seguían en el secundario, no tenían la real magnitud de lo que esa oración podía significar. Quizás si la pudiera leer ahora podría verlo un poco más claro. Es algo muy real, pero por más que te esfuerces, por más que trates con toda tu energía, por más que creas que el mundo se detiene alrededor tuyo es una farsa. El mundo sigue, el reloj continua girando y los minutos pasando. Solemos creer que somos el centro del mundo y muchas veces hacemos lo posible para serlo, pero no nos damos cuenta de que la gente que esta a nuestro alrededor también es importante y que sin ellos no seriamos nada. Creemos que las cosas sólo nos pasan a nosotros, que nuestras decisiones van a ser evaluadas por todos y no es así, cada cual tiene su ego y cada cual se cree importante dentro del mundo que se crea.
El tiempo sigue corriendo, nosotros muchas veces estamos parados esperando que las cosas pasen sin hacer algo. Pero, ¿se puede ir en contar de lo que está escrito? ¿Será verdad que nuestra historia ya está determinada? A veces creo que si, que sólo transitamos por la vida y las cosas van pasando por algo. En otras ocasiones tengo la certeza de que nosotros forjamos el destino, que nuestras decisiones son las que nos ponen en un punto o en otro del mapa. Lo que elegimos siempre tiene consecuencias, es como la teoría del caos, lo que creemos que es algo irrelevante desata alrededor una serie de consecuencias que muchas veces desconocemos.
Será que es sólo cuestión de esperar, será que tenemos que dejar que el tiempo pase a nuestro alrededor y nosotros estar atentos a las señales que nos puedan llegar para no desaprovecharlas…
Tiempo al tiempo hay que esperar, es la idea y suele condenar…

domingo, 27 de julio de 2008


La religión y las ofrendas


El templo de la Iglesia Universal del Señor del Partido de Vicente López en la Zona Norte del conurbano bonaerense, limita al oeste con el Mar Blanco. La entrada, un tanto escondida, no demuestra lo grande que es en su interior el edificio. Paredes blancas cubiertas por placas que imitan la madera, pisos de baldosa y butacas con asiento rebatible aguardan que los fieles lleguen a la Terapia Espiritual, nombre de la misa que se celebra los domingos.
Dentro del santuario un reloj indica la hora por encima de la puerta, no sea cosa que la reunión se haga larga y el pastor no tenga tiempo de reponer energías antes de dar otra lección de Fe. Ya que hay ceremonias de lunes a viernes a las 8, 10, 16 y 20, los sábados a las 8, 10 y 15 y los domingos se agrega la sesión de las 20.
Pasadas las diez de la mañana del día en que Dios descansa, el Pastor Andre salió al escenario mientras unos pocos feligreses aguardaban su palabra. Los fieles esperaban sentados en forma aleatoria en alguna de las 228 butacas que tiene el templo. Los asientos están divididos en dos columnas de 19 filas por seis, con pasillos a los costados y uno más ancho en el medio, que deja ver desde la entrada un altar arriba de un escenario y más abajo un atril.
“Acérquense que somos pocos”. Todos fueron hacia el altar y escucharon de pie lo que el Pastor tenía para decir. Andre, que nació en Brasil y hace ocho años vive en Argentina, comenzó a orar con un tono portugués y dijo: “Cierren sus ojos y pongan la mano en el corazón, el Señor los va a escuchar”.
Al ritmo de una melodía pegadiza y una letra contagiosa que el Pastor cantaba haciendo playback, pidió que alcen las manos y le cuenten a Dios sus problemas. Con las manos en alabanza, algunos de los presentes rompieron en lágrimas, mientras apretaban la boca y murmuraban, cerraban fuerte los ojos tratando de que las lágrimas cayeran con más violencia.
Al concluir el pedido, sobre el altar esperaba una pecera con un líquido rojo que mientras todos oraban dos mujeres se encargaron de acercar. “Esta es la sangre de Jesus, ¿trajeron sus ropas?”, preguntó. “Tráiganlas y pónganlas aquí dentro -señalando la pecera-, que la sangre de Jesus curara sus penas”, todos buscaron entre sus cosas y sacaron una tela blanca. Las ropas, explica Silvia una de las obreras que ayudan en la iglesia, son unas telas en la cual uno “pone sus broncas, ahí -en la tela- escribís lo que te molesta o una angustia. Después lo metés ahí -dentro de la pecera- y el Señor te va a ayudar a sacar ese dolor”.
Uno a uno los fieles subieron al altar y echaron las ropas en la sangre. Mientras, Andre posaba su mano en la cabeza de los que subían y tras un fuerte movimiento los liberaba de los males.
Finalizado este acto de fe, pidió que vuelvan a sus lugares para juntos entonar una nueva canción. “¿Todos tienen su canción y su estudio? Levante la mano el que no lo tenga”, algunos levantaron la mano y los obreros corrieron rápidamente a entregarles una copia. “Si a alguien le falta el sobre para el diezmo puede pedírselo también”.
Bajó del altar y se posó en el atril. Explicó el origen de la canción, que era un poema y “muy hermoso por cierto”, todos comenzaron a cantar. Después sería el turno de la explicación del estudio, ese domingo tocaba: Ser Bautizado en el Espíritu Santo - Parte 17, con subtítulo: Ser la propia ofrenda. El estudio explicaba el origen de las ofrendas y que las hay de tres tipos: la ofrenda ma…(terial, respondía la gente), la física y la espi…(ritual). Andre se tomó una hora para explicar con diferentes ejemplos el estudio y como debía uno ser la ofrenda espiritual. “Nosotros tenemos que ser buenos tanto dentro como fuera del templo, sino de nada sirve nuestra ofrenda”.
Andre cortaba las palabras y los fieles terminaban las oraciones a modo de coro, él sonreía y asentía con su mirada. Después de dar varios ejemplos sobre como ser la ofrenda espiritual le siguieron los ejemplos de ser la ofrenda física.
Fue el turno de la ofrenda material. Según el estudio de nada sirve dar un buen diezmo y después ser malo en el hogar, o ser muy bueno en el hogar y no dar el diezmo, así como tampoco cumplir con la parte física. Hay que equilibrar. Después de preguntar varias veces si todos habían entendido el estudio, y de que otras tantas le respondieran que si, Andre dio paso a la última etapa de la misa.
La Iglesia Universal del Reino de Dios tiene un programa de televisión de lunes a viernes de 7.30 a 9 y los sábados de 1 a 2 por América así como también de lunes a viernes de 0.00 a 1.30 por la señal de cable América 24. También tienen un programa en Radio Buenos Aires, 1350 AM, de martes a jueves de 16 a 17. Cierra este círculo el Diario El Universal, que se reparte gratuitamente. “El que quiera puede venir a dejar el diezmo y llevar -de paso- un diario, no importa si hoy no tienen para dar, no les diremos nada. Pero recuerden las ofrendas”. Todos se acercaron y depositaron en un bolso de tela bordó sus ofrendas materiales, algunos sólo ponían algunas monedas, otros parecían dejar su sueldo en el templo.
Después de una hora y cuarenta minutos la ceremonia terminaba. Silvia, la misma obrera que explicó lo de las ropas, se acercó. Invita a volver y a hablar con Andre, “no se vayan”, salió corriendo a buscar algo y trajo una tarjeta de Silva Andre, consejero. Mientras Silvia señalaba la tarjeta marcaba: “Acá está su celular, este es el nextel y también tienen el mail, cualquier duda que tengan o consulta hablen con Andre”.
“Recuerden que aparte de las ofrendas física y espiritual está la material, hay que ser equilibrado en las tres”. En la avenida Vélez Sarfield al 4370, en la localidad de Munro, el centro comercial por excelencia de zona Norte, se encuentra la blanquería Mar Blanco. Al lado, en el 4373 de la misma avenida, se encuentra la Iglesia Universal, un lugar en el que -a tono con el centro comercial- podemos hacer que Dios nos escuche un poco más por medio de nuestras ofrendas materiales.

domingo, 20 de julio de 2008

Entrevista a Mario Garcia


Hace frío en Buenos Aires. De a ratos el cielo muestra un tono celeste detrás de nubes negras amenazantes. Adentro, en una oficina de Munro, el periodista Mario García espera sentado frente a su computadora. Tiene 64 años y desde hace 14 está al frente de Biciclub, una revista de alcance nacional que también se distribuye en Uruguay, con una tirada mensual de 15 mil ejemplares. “Trabajé casi toda mi vida en producción de cine y publicidad. Después de eso me dediqué a hacer un programa de televisión periodístico sobre ciclismo, que duró unos ocho años aproximadamente. Durante ese proceso fue que me volqué al periodismo. Haciendo el programa surgió la alternativa de editar una revista.” También estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires y se reconoce como: “Un lector de toda la vida”.
El viento golpea en la ventana de la oficina, la estufa que está a la izquierda de la computadora se encuentra prendida. Por una pequeña rendija puede verse la llama, la misma que se vislumbra en los ojos de García al recordar sus primeros pasos en el periodismo al calor de la militancia política: “Los años ´70 fueron de militancia, hice bastante periodismo político, era especialista en ese tema. Conduje algunas revistas, hubo toda una experiencia. Más que nada eran publicaciones de pensamientos, ideas filosófico-políticas.”

¿Cómo aprendió el oficio de ser periodista?
Aprendí a trabajar de periodista trabajando, haciéndolo, experimentando. Hubo una observación específica de cómo era esto, porque no es lo mismo tener el conocimiento de usuario que ponerse del otro lado del mostrador. Además tuve el apoyo de dos periodistas que me ayudaron bastante a desarrollar el oficio. Uno de ellos fue el director de Weekend, José Luís Aldorisio, y el otro un periodista de Página/12 que se llama Facundo Martínez.

La oficina de la localidad de Munro es confortable, García se para, busca y enciende un cigarrillo, fuma. Respira, piensa, habla: “Las notas que más aprecio yo son de dos tipos. Una son las editoriales que escribimos en la revista, porque tienen mucho retorno de parte de la gente. Son piezas cortas, muy trabajadas y las que más esfuerzo demandan. Pero también las que sentís que expresan más cosas de uno, no como periodista solamente. Las otras que me gustan mucho son las notas técnicas, de ingeniería, metalurgia o distintos temas que hacen al diseño de la bicicleta”. El cigarrillo sigue encendido: “Hay muchísimas notas malas. Unas, que en este tipo de revistas son muy comunes, son las que llamo publinotas. Realmente es un trabajo que hago muy mecánicamente, estoy muy acostumbrado, las edito muy rápido. Pero son muy desagradables de escribir. Sentís que no aportas nada, sólo algo de la sintaxis”.

¿Cómo articula la vida personal con el trabajo?
Es difícil. Cuando hay que hacer trabajos largos una vez que arranco no puedo parar, no tengo límites. Es mi estilo para trabajar, soy muy desordenado, trato de cumplir una rutina pero me cuesta. Cuando estoy embalado lo hago y termino así sean las tres de la mañana. Me resulta muy complicado y poco práctico cortar y seguir al otro día. Así como cuando no tengo ganas no me da y no me da. Hay días que tengo que hacer cosas y no rindo en proporción a lo que hago cuando estoy embalado.
García terminó su cigarrillo: “Yo creo que en el periodismo hay que tener dos cosas. Una estudiar. La carrera debe tener una gran formación enciclopédica al estilo antiguo, que creo es absolutamente necesaria, y una gran formación en idiomas, más que nada por la enorme cantidad de material que hay en otras lenguas. A todo eso se suman los conocimientos específicos de la técnica periodística, que la hay y es importante conocerla. No creo que se pueda aprender sola por ensayo o error”.

¿Qué va a hacer ahora?
Nada, estaba esperando para hacer la entrevista y me iba.

García cierra la puerta de calle y las ventanas. Hoy sí volverá temprano a casa. No hay trabajos largos que hacer. O no está embalado.

domingo, 18 de mayo de 2008

El debate que no fue


“Muchísimas gracias, son exactamente las siete de la tarde”. De esta manera la coordinadora de la charla, Susana Reinoso, daba por terminado el aporte de los panelistas que se habían dado cita en la Feria del Libro el lunes 29 de abril para discutir sobre la palabra digital y las nuevas tendencias literarias en relación a Internet. Sólo restaban unos comentarios suyos, a modo de conclusión, como para terminar la exposición que se iba sin pena ni gloria. Del panel participaron el escritor y autor de una blogonovela, Marcelo Guerrieri; el periodista, traductor y autor del blog Wimbledon, Guillermo Piro; el creador de e-Blog, una comunidad que nucléa a los bloggers y también periodista, Leandro Zanoni, y el semiólogo y docente universitario, Oscar Steimberg.

Ya sin los pasillos abarrotados de gente, cosa muy común los fines de semana, la Feria del Libro presentaba otro aspecto. El salón ocre estaba semi vacio, tampoco llegaron muchas más personas minutos antes de que en la sala María Esther de Miguel comenzará el debate (que no fue). La cita estaba pautada de 18 a 19.30, pero comenzó diez minutos después de lo previsto. Al panel fueron llegando quienes serían los portadores de la voz oficial en el tema a tratar. Ya ubicados en la mesa se notaba que faltaba uno de los expositores. Quien no estaba era el periodista y editor de Perfil.com, Pablo Mancini. Nada se dijo al respecto de su baja, tampoco hubo pie a que se pregunte qué pasó.

La sala, con capacidad para 150 personas, estaba ocupada en menos de un tercio. El recinto era iluminado por una tenue luz, estaba alfombrado en un tono gris claro y con sus paredes color petróleo daba una sensación un tanto lúgubre. Esto era contrastado por el rojo chillón del tapizado de las sillas y el dorado, medio opaco por el paso del tiempo y el uso, de su armazón. De las paredes colgaban cuadros, que para saber quién los había pintado tenías que acercarte mucho, ya que los papelitos que daban esa información eran muy pequeños. También había varias bocas de aire acondicionado, una en especial no dejaba de hacer ruido. Al frente se situaba la mesa en donde hablarían los panelistas y a los costados, distribuidos por la sala, cuatro parlantes. En la mesa había un vaso y una botellita de agua mineral para cada uno y sólo dos micrófonos, algo que molestaba cada vez que uno de los panelistas quería hablar ya que tenían que pasarse el aparato creando un enredo de cables y papeles.

La coordinadora comenzó la charla con una cita de El Aleph, de Jorge Luís Borges, y dio paso a la palabra de Guerrieri. El autor de la blogonovela Detective Bonaerense estaba vestido informalmente y contrastaba con los otros panelistas. Esto también se notó en su introducción: “Bueno, buenas tardes, quizás yo no sea tan autorizado en esta mesa pero voy a tratar de hacer algo y que tenga algún interés para lo que han venido”, dijo. A su izquierda Piro miraba sobradamente, cuando fue su turno se mostró un tanto altanero y tildo de falsos escritores a quienes escribían obras literarias en blogs: “El libro es un objeto imperfectible, es cómodo, es práctico”, dijo. “Detesto leer en pantalla, por eso no me gustan los libros digitales” y no aporto mucho más. Zanoni, quien hasta ahora no había participado le respondió que los blogs están bastante ajenos a la crítica literaria que no se los puede comparar con los libros. No se puede tomar a las novelas escritas en blogs como meros objetos literarios, hay que contextualizarlos en el formato en el que son escritos, hay que buscar los matices. Como dijo minutos más tarde Steimberg: “Hay que ver el quiebre en la unidad del lenguaje”. Según él, los blogs son distintos de los libros: “No hay mejor que un libro para leer en forma lineal”, expresó. Aquí es donde se encuentra el punto de reflexión, las novelas en blogs no tienen porque ser lineales. Hay que aprovechar las posibilidades que genera el medio: hipervínculos, imágenes, videos, entre otras tantas. Guerrieri recordaba Rayuela, de Julio Cortazar, y decía que (en este libro se) trataba de quebrar la linealidad al hacer esos saltos de capítulos, que Cortazar luchaba contra la linealidad del papel.

La charla seguía, así como también el ruido del aire acondicionado. Reinoso le pidió a Steimberg que piense una respuesta a la pregunta “¿Qué pasa con el quiebre en la continuidad del lenguaje?” y luego pidió a los demás panelistas que contaran sus experiencias. Guerrieri contó la suya, y dijo que su forma de escribir era con hipertextualidad. A modo de disculpa, por lo que había dicho acerca de los que escribían literatura en los blog, Piro respondió: “Siento mucho respeto por la hipertextualidad”. Son muchos los autores de blogs que escriben de esta manera, es decir que puede haber palabras que al clickear en ellas te llevan a otro lado del ciberespacio, aportando nuevos datos. Sin embargo hay otras personas que escriben en forma lineal, cosa que es también válida. Piro seguía siendo el más controvertido de la mesa, entre otras cosas dijo que el no soportaba los comentarios que se dejan en los blogs, designo a quienes lo hacen como “los boluditos” y que parecen “interventores terroristas de pavadas”. Una ves más la respuesta vino por parte de Zanoni, no porque estuviera en descuerdo con él y quisiera debatir, sino porque toda la exposición se basó en monólogos de cada uno de los panelistas contando sus experiencias y opiniones. El orden era Guerrieri, Piro, Zanoni, Steimberg. Este último pensaba la respuesta a la pregunta formulada anteriormente y estaba ensimismado en sus papeles mientras los otros exponían.

“Rápido que nos queda poco tiempo”, sentenció Susana Reinoso y le dio la palabra a Steimberg, que debería responder a la pregunta antes formulada. La respuesta fue una serie de pensamientos suyos pero que no respondían a la pregunta. Al concluir todos lo miraron como esperando algo más. Pasó el micrófono por delante de todos y se lo entregó a la mujer que dio por concluido el debate. Fueron 50 minutos de monólogos. Algo parecido fue también el cierre por parte de la coordinadora que dijo: “En la realidad se nos cuela la ficción”, no hubo aplausos.



jueves, 1 de mayo de 2008

La feria y la gente


Primero quiero aclarar que no soy amante de la Feria del Libro. Quizás sea por eso que no guardo mayores recuerdos. Me molesta la gran cantidad de gente y el ruido en demasía que genera la acumulación de personas en un lugar así.
De chico mis viejos me llevaron un par de veces. Por un tiempo largo dejé de ir y hace unos años volví a visitarla. Era viernes a la tarde, cuando llegué del trabajo pasé a buscar a la persona que me iba a acompañar. Juntos fuimos a la parada del 41, con recorrido Carapachay-Boedo. El colectivo era una lata de sardinas. En el interior se apiñaban como podían los pasajeros, los olores se mezclaban con los ruidos de los celulares y el bochinche que venía de la calle, el viaje se hizo bastante largo y tedioso, pero al fin llegamos.
Ya en el predio de la Rural el conglomerado de gente hacía difícil el tránsito por la exposición. Pararse a ver un libro en algún puesto era una odisea, uno era arrastrado por mareas de gente de un stand a otro y en ninguno se podía ver nada, sólo íbamos a donde el malón nos llevaba. De repente, como por azar aparecía algún puesto vacío, una suerte de oasis en el desierto. Al acercarme descubrí que lo que allí ofrecían eran libros del tipo “Hágalo usted mismo” los títulos iban de “cómo fabricar un placard” a “Teoría y práctica del origami”, una empresa muy noble pero que no debe tener muchos adeptos en nuestras pampas. Seguimos el recorrido, o la gente nos lo hizo seguir, hasta que mis pies dijeron basta. Ese día me había puesto un par de zapatillas nuevas -un error- que me provocaron unas ampollas bastantes dolorosas. Es como cuando uno va en procesión a Lujan, le dicen que no use calzado nuevo, que se ponga cosas cómodas y otras recomendaciones que no vienen al caso. Por eso, si va a la Feria del Libro lleve calzado cómodo.
Hay otra cosa que no entiendo de la feria, porqué la gente hace colas eternas para que les firmen los libros. Había una cola, muy larga, que era para que Narda Lepes te firme su último libro de cocina. Ciertas personas estaban ahí desde hacía ¡40 minutos! Vamos, es sólo Narda, ¿qué fue lo que hizo? ¿Si se encuentran a alguna celebridad en serio se pasan todo el día para ver si consiguen su autógrafo?
Por eso, cuando quiero un libro voy a alguna librería de la calle Corrientes o al Parque Rivadavia. A mi entender ahí está la verdadera Feria del Libro.


Foto:Gustavo Jononovich