jueves, 29 de enero de 2009

Redundante



"Podría quedarme durmiendo todo el día
O podría también tratar de encontrarte
Podría dejarle mi destino a la suerte
Y es probable que me vista y salga a buscarte"
Intoxicados


Dicen que la lluvia es buen augurio, y hoy llueve. También dicen que el agua limpia las heridas y alrededor hay mucho agua. Dicen que llorar hace bien, y lo veo llorar, limpiando su alma, expulsando de su cuerpo el dolor. Sin embargo hay una sensación de vacío que nada puede llenar.
Después de un largo tiempo vuelve a aparecer, repite cada tanto una frase, como quien trata de convencerse de algo doloroso. Pone siempre las pautas claras, como si quien tiene en frente no conociera sus intenciones, como si la persona que se sienta y la mira a los ojos no supiera que cosas pasan por su cabeza. Si, quizás hoy sean desconocidos, talvez las vueltas de la vida los llevaron por caminos diferentes. La gente cambia, los pensamientos cambian, pero nada cambia tanto como para ser un completo desconocido. El interior de cada uno sigue siendo el mismo, sólo vamos cambiando de ropas, de actitudes, el tiempo y las vivencias hacen que sea necesario adquirir nuevas herramientas, otras maneras de enfrentarnos al mundo. Y ahí están, se miran, hablan, por un momento vuelven a ser los de antes. Por un instante, un ínfimo instante, el tiempo se detiene a su alrededor y se reencuentran en una mirada. Fugaz, muy pequeña, que rápido se desvanece en el ruido de la calle, en el sonido del mundo que sigue girando y no se detiene ni siquiera por un instante. Los dos desconocidos se despiden, no sin antes decirse que algún día, quizás en un corto tiempo puedan volver a encontrarse, cruzarse en algún lugar y por un instante, sólo por un instante reconocerse en la multitud...

sábado, 10 de enero de 2009

Instrucciones para caminar perdido:



1. Mirar hacía uno de los lados, derecho o izquierdo (esto quedara a disposición del cliente).
2. Apoyar la palma de la mano izquierda en el codo derecho y con el índice de la mano derecha rascarse la cabeza, en el sector de la sien más precisamente.
3. Girar suavemente el torso sobre su eje, como si dijera que no con la cabeza, pero con todo el cuerpo.
4. Para comenzar a caminar, adelante suavemente el pie izquierdo y tomando envión haga lo mismo con el derecho. Repita esta operación de dos a tres veces y gire.
5. Nuevamente mire hacia a ambos lados y decídase por uno.
Repita los pasos 1 al 4 y estará caminando perdido.
La empresa no se responsabiliza si después de tantas vueltas usted no puede llegar a su casa.

Todo esto es lo que decía el papel apoyado sobre la mesa del comedor de Delia. No era la primera vez que compraba instrucciones para hacer algo. Ya había comprado las instrucciones para volar, las instrucciones para subir y bajar las escaleras y para preparar mate; todas las había adquirido por Tele-Compras, la empresa número uno en venta telefónica. Tenía unos treinta años de edad y vivía aun con sus padres. Nunca se le conoció un novio. Y pensándolo bien, ¿a quién le interesaría noviar con alguien que necesita instrucciones para todo?. Ramón, su padre, le tenía prohibido comprar estos productos. Pero basta con decirle a alguien que no haga algo para que vaya y lo haga. Ya no sabía como controlarla: una vez había pensado en encerrarla y atarla a la cama, pero esto era muy violento, así que desistió. Esa mañana, luego de una charla con Delia en la cual le decía como siempre que no utilice el teléfono para nada, salvo para llamarlo a él en caso de emergencia, salió a comprar. Las horas pasaban y Delia estaba aburrida, por lo cual decidió prender la televisión. Luego de hacer zapping por varios canales llegó al que más le interesaba: Tele-Compras Channel. El locutor anunciaba así el producto: “Para usted que está cansado de caminar siempre igual. Para usted que está cansado de que no lo noten en la calle…” Delia se sintió identificada. Conocía el número de memoria, corrió al teléfono y marcó. De fondo podía escucharse todavía el inconfundible “llame ya que se agota” del locutor. Omitiremos el paso del tiempo entre la llamada y la llegada del pedido por correo ya que no nos interesa.
Era sábado a la mañana. Ramón no se encontraba en la casa cuando llegó el paquete. La caja era un poco exagerada pero Delia la recibió con gusto. La abrió, tiró el plástico con globitos que recubría el producto, se puso sus anteojos y leyó uno por uno los pasos a seguir. Salió de la casa muy contenta por su adquisición, tanto que ni siquiera se dio cuenta cuando cruzaba la calle. Todo concluyó con un choque en cadena que involucró a cinco autos. Ramón se asomaba por la esquina cuando vio el choque y en el medio de este a su hija caminando perdida, intentó llegar al lugar pero la fila de autos y la valla policial no le permitió alcanzarla. Actualmente él todavía sigue buscando a Delia. La última llamada que recibió era de Quala Lumpur. Sí, es extraño y no se entiende como llegó a ese lugar. Seguramente le hubieran sido útiles las instrucciones para dejar de caminar perdido que se vendieron en el programa siguiente.